A raíz de una conversación en Twitter y de algunos comentarios de amigos que se extrañan de mi horario de comidas, os explico los motivos:
Normalmente me despierto/levanto entre las 6:30 o 7, dependiendo de si el camión de la basura me hace imposible seguir durmiendo o no. Desayuno sobre las 7:30, por lo que, obviamente, a las 12:30 mi estómago me pide que le dé de comer. Antes, en Granada, tenía que esperar hasta las 14:30 o las 15:00 para almorzar con la familia, así que os podéis imaginar el hambre infernal que podía tener, y eso es peor, porque te abalanzas sobre el frigorífico a comer lo que sea y que normalmente suelen ser cosas malvadas.
Pues nada, se almuerza, se descansa un ratito y a las 14:00 estoy trabajando de nuevo. Dependiendo del día, a las 16:00 mi cuerpo pide siesta, se la doy, y cuando me despierto echo otro ratico de trabajo hasta las 18:00 o las 19:00, dependiendo de la carga que tenga cada día. Eso me deja unas cuantas horas libres por la tarde para salir a comprar, arreglar cosas en casa, pasearme o lo que sea. Si me quedo en casa, a las 20:00 se cena, y me quedan 4 horas hasta las 00:00 para ver series, leer, llamar a la familia o tocarme la barriga. Y me va mucho mejor así.
Desde que tengo este horario rara vez tengo esos ataques de hambre mortales de las 12 del mediodía o de las 17:00 de la tarde, descanso más, leo más y normalmente duermo mejor (nada de acostarse con el estómago lleno, eso es el MAL). Claro está que a veces, y siempre dependiendo del trabajo, te acuestas y te levantas antes o después o echas más o menos horas, pero la tendencia es claramente ésta. Y la verdad, ahora mismo no la cambiaría. Intento ser más productiva por las mañanas y así me acuesto más relajada, nada de trabajar hasta las mil de la madrugada y acostarte con los ojos en forma de pantalla, porque así no se descansa.
Así que ya sabéis; desde aquí os invito a cambiar vuestros horarios, siempre en la medida de lo posible, claro está.
Ale, ya me he sacado un post de la manga.