lunes, 9 de noviembre de 2009

RAMM-STEIN

"Wer wartet mit Besonnenheit
der wird belohnt zur rechten Zeit
Nun das Warten hat ein Ende
Leiht euer Ohr einer Legende"

RAMM-STEIN!!

Con estas palabras, dio inicio el concierto de Rammstein de ayer. Mucho se ha dicho y mucho he leído: que si faltaba esto, que si sobraba lo otro, que si patatín y patatán... El concierto fue, simplemente, increíble: fuegos artificales, lanzallamas, tiíllos ardiendo por el escenario, un cañçon de espuma con forma de pene, confetis con los colores de la bandera alemana, escenarios móviles, teatro, muñecos explosivos, hachas y mil cosas más...

Aquí os dejo un reportaje de la revista portuguesa Blitz, con algunas fotos del concierto.

Sobre el finde en Lisboa, pues estuvo muy bien, aunque no fue por falta de mala suerte, que desde luego, parece que nos haya "mirao un tuerto", con todo mi respeto hacia los tuertos. El hotel fue un timo, el viaje en tren, insoportable (gracias a unos maleducados niñitos de papá de 30 años a los que tendrían que haberles cortado sus partes pudientes e insertárselas en sus respectivos rectos), el tiempo, lluvioso y frío, y la vuelta al trabajo, horrible.

Respecto a esto último decir que cada día que paso en la oficina es una tortura, que Nuria se fue la semana pasada y la echamos infinitamente de menos, que Marta se va este miércoles y Eli la semana que viene, y que me voy a pasar 2 semanas aquí solita con el clan gallego chupi guay. Lo siento, pero estoy cansada de que la gente se tome los trabajos y la convivencia como la primera Erasmus de tu vida. Considero que a los 26 años hay ciertas cosas que no debería ser necesario decir, y ya estoy cansada, muy cansada, de ejercer de madre.

En fin, que acabo de hablar con mis padres y, con suerte, vienen a por mí el puente del 5/6/7 de diciembre. Eso si no me voy yo antes, que ganas no me faltan. Para colmo, hoy hemos tenido reunión con el jefe y, además de pedir que reconsiderásemos la idea de irnos (la carta de dimisión lleva más de una semana en su mesa), está convencido de que me voy por capricho y que cuando se me pase el enfaod voy a volver. La virgen, qué tío...

Y poco más. Que no veo el momento de volver a mi casa, aunque sean unas semanas, y volver a llevar una vida normal, perder todos los kilos que he cogido y recuperar mi estado de ánimo.

Que digo yo, que ya toca ser un poquito más feliz.

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