¡Ohhhh sí, ohhh sí! Qué genial me lo pasé, y eso que sólo duró media hora porque tenían que tocar muchos grupos y a las 12 se acababa...pero obtuve una magnífica recompensa en forma de dos besos de uno de los integrantes del grupo al que amo con locura y cuyo nombre no voy a desvelar que aún se acordaba de mí de Belín, ouuu yeah! Qué hombre...
Después nos fuimos a la percha, a donde llegó el resto de la pandilla húngara. Santiago me invitó a una cerve, pa no perder la costumbre, y allí empezó mi graaaan ciego. Fui a sacar pelas y acabé conociendo a un grupo de unas 8 chicas y así porque sí empezamos a abrazarnos y dar botecitos como si nos conociéramos de toda la vida, más majas...Luego pasé por el Machina porque me pareció ver a alguien conocido en la puerta (a todo esto, mis amigos en la percha y yo dando tumbos por Pedro Antonio como las locas con una Heineken en la mano) y resultó ser el hermano de una amiga a la que hacía mil que no veía. Estuve un rato mirando jebys de pelo largo, que un poco siempre serán mi debilidad y tiré pa los Porrones a buscar a éstos. Allí ya llegamos a los límites de nuestra desvergüenza, y mientras Oihana y yo nos dábamos lametazos, Curro besaba a Alfonso y Carlos gritaba que le dolía el culo. Me dio hipo, salí, se me quitó al rato y a las 5 de la mañana decidí llamar a Marcel y René sin caer en la cuenta de que allí no era festivo y que estarían durmiendo pa ir a clase al día siguiente. ¡Fue una inyección de buen rollo enooooorme! La verdad es que los echo mil de menos...Ayer René se pasó la noche mandándome mensajes diciendo que iba a venir a verme y blablabla, y bueno, no lo hará, pero me alegro de que se acuerde de mí de vez en cuando.
En fin, ayer no hicimos nada especial (gran resaca) y esta tarde café y trivial. Mañana me voy a subir al Treveque a pie y a celebrar mi santo comiendo por ahí.
Informados se os mantendrá.
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