Qué gran invento, las pastillitas éstas, que en media hora consiguen bajarte la fiebre a 37 y te crean la falsa impresión de que estás mejorando. El dolor de cabeza no quiere irse del todo, y los mocos que ahora inundan mi nariz tampoco quieren dejar de salir. Me siento como una piltrafa humana, y esta vez no es por la resaca. Me da coraje, porque este finde quería montar una noche de marcha "sólo chicas" y me temo que va a tener que esperar. De hecho, no creo que pueda salir de mi casa, jo...
La parte positiva de todo esto es que estoy devorando los capítulos de Friends que la pequeña Pe me pasó y que, cuando me da el insomnio, puedo leer y leer y seguir leyendo mi nuevo y muy deseado libro.
Tal vez esta tarde sea un poco más persona y pueda escribir sobre algo más interesante y novedoso que mi gripe.
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