lunes, 13 de octubre de 2014

No sé qué título darle, así que dejémoslo en «otra reflexión más de la pesada esta»

Hoy, contando a las Pechos que he decidido poner fin a algo antes de que se me fuese de las manos por el cariz que estaban tomando las cosas y porque basta de repetir los mismos errores y de tener que curar las mismas heridas y de sentirse como una mierda y total, lo mismo de siempre y siempre para nada, una de ellas me ha comentado que conmigo siempre tiene la impresión de que no lo cuento todo, y me ha dado que pensar. Lo cierto es que verdad. Nunca le cuento la historia completa a nadie, solo partes aquí y allá, en parte porque no sé resumir bien y, aunque no lo parezca, no me gusta hablar mucho de mí porque no me gusta aburrir y, en parte, porque para poder comprender los motivos de muchas de las cosas que hago o pienso tendría que contar cosas sobre mí que no sé si quiero que la gente sepa. Básicamente, compartimento tanto la información que a veces es normal que nadie entienda nada y pase un poco por loca, lo cual tampoco es que esté muy alejado de la realidad. Es como aplicar el «cut-up» de Burroughs, pero en versión cutre. ;)

En fin, solo eso. Y que qué pena lo otro, pero estoy segura de que, cuando se me pase, me lo agradeceré a mí misma. O no, como siempre.

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