martes, 20 de noviembre de 2007
Falta de respeto
En mi casa, el teléfono sigue siendo motivo de disgustos continuos, y es que hay una persona que se pasa el día enganchada a él, hablando con todas las personas de su familia diariamente y que no se da cuenta de que tal vez, hablar en el salón mientras los demás ven la tele, leen o hacen cualquier otro tipo de actividad, puede llegar a resultar bastante molesto. Pero lo mejor no es eso; lo mejor es que cuando se inician discusiones de tipo "hay que ver la cantidad de tiempo que inviertes en eso", no sé cómo, al final siempre se escucha el argumento "pues yo no soy la única perosna que llama en esta casa", mirándome a mí. Pues claro que no es la única. Yo llamo a Foonseka dos veces al mes a su casa para salir el viernes. Ah sí, y otra vez cada dos meses llamo a Rubén para asegurarme de que recuerdo su número. El resto de comuncaciones las hacemos vía messenger, móvil o mensajes gratuitos de diversas promociones. Pero ese sambenito jamás conseguiré que me lo quiten. Son las desventajas de seguir en casa de mis padres.
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