Una de tapitas

Esta mañana, además de ir a recoger las tasas para poder solicitar el título (soy una pesada con esto del título, lo sé, pero me ha costado años de estudio, sudor y muchas lágrimas, así que pienso retransmitir cada paso que dé en mi escalada hasta la licenciatura), he quedado con mi amadísimo Iván. ¡Qué guapo que está! Hemos tomado un rico café y unas más que ricas (y grasientas) tapas; en apenas 3 horas nos hemos puesto al día en todo, y no veas la de cotilleos que me han llegado, madre mía, ¡cómo está el personal! Me ha instado a que pase la Nochebuena con ellos en el pueblo, pero no sé lo que haré ni si estaré aquí o en Murcia, aunque la verdad es que preferiría quedarme en Granada. Dice que si me quedo, que vienen a recogerme a casa para llevarme al pueblo, aunque eso lo dudo un poco. Lo suyo sería que mi madre se animase a dar ese paso que tendría que haber dado hace ya año y medio, pero como no creo que pase, me resignaré a lo que venga. En fin...Que Raquel se me casa ya mismo (la semana que viene se va a vivir con Paolo) y se me queda en Italia; que Victoria anda también rondando esa idea y que también se va a vivir en una o dos semanas con su Manolo; mi Iván y su Jose como siempre, Amador currando en Málaga y ganando una pasta, Inma en Madrid y ennoviada pero sin dejar de ser como ella es...Y mil cosas más que por supuesto no voy a poner aquí. ¡Ah! Y que un chico con el que estuve saliendo está yendo a la facultad con Iván, pero va a ser imposible quedar con él jamás porque tiene una novia híper celosa y posesiva, de esas que dan grima, y no creo que le seduzca mucho la idea de que quede con una tía tan chula como yo a echar un café. Qué se le va a hacer...Hay cosas que jamás entenderé.