Es cierto, y se acaba de confirmar hace escasos diez minutos cuando, volviendo de tomar una cerveza en paz y fraternidad en el bar del pueblo, al pasa por unos edificios cualquiera, unos gamberros nos han vaciado un cubo de agua en la cabeza.
He gritado.
Después he vuelto a casa mojada y muerta de frío.
No me gusta esta ciudad.
1 comentario:
Jo, pero yo te quiero pili-pili :))
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