Hasta siempre

Bueno, este fin de semana no ha sido todo alegría. Ayer recibí un mail de mi padre que, bueno, la verdad es que me apenó bastante, y no sabía si contarlo o no, pero bueno, no creo que haga ningún mal a nadie. Pues lamentablemente en el mail me comunicaba la muerte de un familiar, una tía de mi padre a la que conozco desde que nací. Era una de las mujeres más alegres y vitales que he conocido nunca, y el ir a visitarla, tanto a ella como a su marido que también es todo un personaje, era siempre una alegría. Cuando era pequeña e íbamos a su casita del campo a bañarnos en su balsa recuerdo que nos hacía unos bocadillos de atún con tomate restregao a mi primo y a mí que se nos caía el alma a los pies de lo buenos que estaban...
Hace cosa de uno o dos años le diagnosticaron cáncer, e incluso estuvo con quimioterapia y cosas de esas. Pero pese a todo nunca perdió esa sonrisa y esa vitalidad que tenía. La veías andando por el pueblo (Bullas, en Murcia) y te podías echar carreras con ella que seguro te ganaba...En cuanto se enteraba de que estábamos allí venía corriendo a casa de mi abuela a vernos, y gracias a su fortaleza su familia no se derrumbó cuando el marido de su hija murió hace unos años también de cáncer, con el consecuente "desarreglo familiar", por así decirlo. La verdad es que nunca lo tuvo fácil, pero pasase lo que pasase ella siempre estaba ahí para sacarlo todo adelante, y siempre le agradeceré haber sido de las pocas personas que nunca me ha hecho preguntas ni comentarios maliciosos sobre mis padres, especialmente sobre mi madre.
La próxima vez que vaya a su balsa no estará allí sacando cervezas ni haciendo bocadillos. Tampoco volverá a traernos tortas de semana santa ni a decir siempre que me veía "¡pijo con la zagala, cómo crece! Mayaaaa, pero qué guapa que está, dame un beso hija!".
Sé que es el ciclo de la vida; unos van y otros vienen, pero hay algunas marchas que realmente te tocan en lo más hondo. Desde aquí le mando un último beso a Rosario. Hasta siempre.