Anoche fue otra de esas noches que se recuerdan durante mucho tiempo hasta que se olvidan: masturbaciones en la ducha, alcachofas, mujeres con cuatro y hasta cinco pezones, decisiones acertadas o no, un dyc ocho años, sangre nueva y joven, nuevos lugares de viejos ambientes y viejos ambientes en nuevos lugares. Todos llevamos un adicto al sexo en nuestro interior, los apagones son divertidos aunque podrían serlo más, la confianza a veces es una cuestión de sexo y la amistad es a veces incluso más inestable que el amor. Además, no tengo zumo de tomate y sí un ligero dolor de cabeza.
Qué gran noche.
Y hoy...concierto de Macaco. Espero que sea la mitad de divertido de lo que fue la visita al Zeppelin de anoche.
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