Esta mañana me ha despertado el sonido de la lluvia en mi ventana. Bueno, más bien de un tormentazo casi en mi cabeza, porque vaya tela...Me he levantado y lo que caía no era agua, sino kilos y kilos de granizo en pequeñas y compactas bolitas. He desayunado escuchando cómo caían (teniendo en cuenta que a esa hora lo único que había en la tele era Gran Hermano y el mundo parándose porque han echado a un travestí), y cuando ha amainado y ha cesado la luvia por completo he subido a mi habitación a hacer mi diaria lectura de blogs. Pues cuál ha sido mi sorpresa cuando, al volver a empezar a llover y tener la ventana cerrada...¡ha empezado a colarse agua por dentro! Pero vamos a ver, ¡si mi ventana se supone que es de esas buenas por donde jamás entrará nada! Pues ala, dos chorreones como dos tuberías, uno por cada punta de la ventana, y yo corriendo para salvar el portátil, los post-it, los cutrealtavoces que encontré un día en el sótano y que le he puesto a mi criaturita y mi moneda de dos marcos alemanes de la DDR. Después he bajado la persiana y aún así sigue entrando un poco de agua. Tengo miedo. ¡Quiero a mi papá!
Por cierto, que me he bajado un corrector gramatical de español y alemán para Mozilla y es una maravilla, estoy contentísima con mi nueva adquisición.
1 comentario:
pos ya dirás como se llama, pendeja!
Publicar un comentario