Señoras y señores, a pesar del triste estado físico en que me encuentro hoy, después de la fiesta anoche...creo que puedo morir tranquila y con la seguridad de haber vivido el momento festero más salvaje de mi vida.
Todo comenzó con un "voy a echarme una cerveza y vuelvo enseguida", y volví, sí, casi a las 6 de la mañana y, según la definición de Pe, como una mona jajajaja! No voy a contar muchos detalles de la noche, ya que empezó como una cualquiera, pero acabó con un grupo de húngaros subidos en la barra del Zeppelin, al ritmo de "you can leave your hat on" y otras tropecientas más, mientras los pantalones se bajaban como por arte de magia y alguien nos echaba agua por lo alto. ¿Verdad que suena bien? Fue...increíble. Los cubitos iban rodando de pantalón en pantalón, la gente se sobaba sin parar...Parecíamos una manada de monos en celo, ¡por Dior! Todo culpa de Ernesto, que no paraba de suministrarnos alcohol en forma de ricos y gratuitos chupitos de tequila...Yo creo que, si no nos hubiésemos ido, anoche acabamos en orgía, ¡y lo pienso firmemente!
Cada vez está más cerca el día de mi total liberación sexual...
1 comentario:
Yo creo que deberías invitarme a esas fiestas salvajes que haces... y te perdiste a la Mari borracha sí!
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