Estos días he estado un poco desaparecida y desganada; la verdad es que las circunstancias no han sido las más animosas. El viernes falleció el padre de una amiga, y bueno, pues...Pues eso. No sé muy bien qué decir al respecto, no creo que haya nada que pueda escribir. El viernes estuvimos con ella en el velatorio y el sábado la acompañamos en el funeral y el entierro. Después de algo así te quedan pocas ganas de nada. Jamás había visto a alguien tan triste...Pero mi Cris es una niña muy muy fuerte, que incluso en una situación así fue capaz de disculparse con Chemi por no haber estado en su cumpleaños. ¡Ánimo, preciosa!
Por lo demás, lo más productivo que he hecho este fin de semana ha sido una ruta de senderismo desde Huétor-Santillán hasta el nacimiento del río Darro y, ayer por la tarde, engancharme a Héroes en casa de Javi y tragarme 8 capítulos de una sentada. A ver si esta tarde puedo bajar a ver los demás.
Por cierto, que el colofón del fin de semana ha sido enterarme de que a un compañero del instituto le han detectado un cáncer en fase terminal sin posibilidad de mejora, y que su forma de afrontarlo está siendo encerrarse en su habitación sin querer salir ni ver a nadie y esperar así a que todo acabe. Qué asco de vida ésta, que a los 25 años te manda a hacer puñetas...
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