Gaier Night

Si le ponéis el ritmo de la canción de los Bee Gees de "Fever Night" queda de lo más apropiado.

Lo que ayer empezó como la búsqueda de respuestas, acabó esta mañana bebiendo litros y litros de agua, pero señoras y señores... qué pedazo de noche.

Después de 1 año y un mes aquí, ayer fue la primera vez que me atreví a visitar los pubs gaiers de la ribera (ojo, no confundáis "gaier" con "gay", que no es lo mismo), y aunque todo salió genial y me divertí una jartá, he de reconocer que fue una de las noches más raras de mi vida. La noche gaiense tiene unos personajes mú raros, y todos ellos se encuentran en un pub llamado "Havana" donde ponen regguetón, pachangueo español, brasileño y portugués. La verdad es que compartir pista de baile al ritmo de "así, así, levantando las manos, así, así, moviendo la cintura, así, así, un movimiento sexy..." con el doble drogado del cantante de "The Cure" procedente de un universo paralelo donde todos los ritmos se bailan igual, un señor súper pequeño con su botella de oxígeno colgada de un brazo y un tubo de estos que se ponen bajo la nariz para respirar, una señora de la edad de mi madre que parecía la reencarnación de la primavera-verano toda vestida de amarillo, y algunos ejemplares gaiers que de verdad merecía la pena ver, no tiene pérdida.

De los pincha-discos y los porteros, mejor no hablar, ni mucho menos de los camareros a los que les pedimos nuestros "Bacardi cola", que más bien parecían Bacardis "manchaos", por lo fuerte que estaban. No es de extrañar la resaca con la que me he levantado hoy, aunque era más o menos el objetivo de la noche. Tuvimos la tentación de ir al Guincho, pero fuimos fuertes y descargamos parte del alcohol que llevábamos a través de nuestros poros subiendo la cuesta a mi casa.

En fin, que mola salir de fiesta con la jefa. ¡A ver si lo repetimos más a menudo!