Viernes 29, cumpleaños de Mike. Empezamos con unas tapitas en el Michael Landon (qué me gusta a mí ese sitio) para seguir en el Planta Baja con los conciertos de "Blues Fever" y Carlos Segarra y el Rock and Roll Club". Geniales los dos, pero geniales geniales. Tengo que decir que me gustó más Blues Fever, porque la voz que tenía esa señorita era un verdadero portento; el segundo grupo me gustó, pero sobre todo y por encima de todas las cosas me gustó el contrabajo. Qué maravilla de hombre, cómo tocaba ese mazacote de instrumento, qué rapidez, qué agilidad, qué bien metido en su papel que estaba, qué... qué todo... Me encantó, sí señor.
Después del concierto, a la Percha, cómo no :) La verdad es que celebrar un cumple así y no pasar por ese sitio es un verdadero crimen. Y como esa noche todo el mundo decidió celebrar algo, sobre las 1.30 me fui para la Sabanilla a felicitar a Fran, que estaba allí rodeado de húngaros, a tomarme un zumo de tomate con un chorrito de vodka (ñamii)y a pensar sobre el bien y el mal. Después de un intento fallido de disfrutar del Entresuelo tomamos la decisión más inteligente que podíamos haber tomado: ir al Zeppelin a echar la última :D Y que conste que esta vez sí que fui a echar eso, la última, una. Muy orgullosa que me siento de mí, vaya.
Y ayer sábado, pues todavía más; en el Zeppelin concierto de las "Tan Bonicas", que yo conocí por Rocío hace miles de años cuando trabajaba en el Músik-7 y Aram llevaba el local. Qué de tiempo, madre mía... También esa velada dediqué gran parte de mi tiempo a pensar en el bien y en el mal, y es que últimamente es una cuestión que acapara todos mis pensamientos, pero ese es otro tema que no viene a cuento ahora.
En fin, que en vez de pasarme el finde currando como una perra me lo he pasado de concierto en concierto y de bar en bar, así que supongo que se imponen un par de días de recogimiento absoluto para poder terminarlo todo a tiempo.
Para eso y para seguir pensando en el bien y el mal.
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