De que el 1 de febrero, cuando entregue este "no-trabajo", me dedicaré un par de días a mí misma, para pasear, ir a un baño árabe, hacerme un tratamiento de lo que sea y, en definitiva, tratarme como una mujer. Que ya está bien, hombre. Tengo que alcanzar un estado superior de consciencia, liberarme de mis cargas terrenales y volver a empezar como si fuera 8 de diciembre.
Voy a exorcizarme.
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