Pues ayer, para no perder la costumbre, volvimos a salir de fiesta, y esta vez de las buenas...Todo empezó con la cena de despedida de Santi, donde empezamos a entonarnos con las cervezas y un par de tequilas (a Marcel se le va, y lo que es peor, yo lo sigo jajaja). Cuando ya se habían ido todos los españoles de la cena seguíamos allí unos cuantos, algunos bastante tajas (me sé de uno que se pimpló una botella de Vodka con un amigo en la resi a las 5 de la tarde en el balcón de su habitación y que luego se lo llevó de cervezas, y sí, empieza por M y acaba por L), y otras, como siempre, pues no. En fin, que cuando todos se fueron nos quedamos Jan, mi mejor amiga, Marcel y yo. René apareció después. Estuvimos bebiendo cerveza por Warschauerstr., conocimos a un montón de españoles de Madrid súper majos y a un par de holandeses. De ahí conseguí llevármelos a la Alte Kantine, que no podía irme de Berlín sin pasar por allí otra vez. La verdad es que me lo pasé muy bien, pero fue lo de siempre: el uno desaparece, el otro me cuida y me acompaña toda la noche y mi mejor amiga le hace cariñitos al hijo pródigo cada vez que aparece. Pues eso, que me lo pasé muy bien, pero que fue lo mismo de siempre. Al final me sacaron a rastras de la disco Marcel y René, y tengo que decir que me cabreé bastante porque no quería irme. La verdad es que ya iba bastante pedita, aunque no tanto como quisiera, y me pasé todo el camino de vuelta a casa sin apenas decir ni pío. Marcel me hizo un baile erótico en la estación pa animarme y yo esta mañana no me acordaba, he tenido que ver el vídeo pa que me sonara de algo, así que...Y al llegar a casa me acompañó a la habitación para preguntarme si me habñia enfadado de verdad con ellos, y tuve que decirle que no, porque...qué iba a decir...En fin, que cada vez tengo las cosas más claras. Es una pena que Marcel y yo no nos liemos, la verdad es que nos lo pasaríamos genial, pero es mejor así; ya cometí el error con el uno y no lo voy a hacer también con el otro; me lo paso demasiado bien con él y le tengo demasiado cariño. Además, ya se atreve a darme besos y abrazos de vez en cuando y es casi como un húngaro, y la verdad es que esas muestras de cariño valen mucho más que un par de noches de sexo.
¿Es, o no es?
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