martes, 23 de abril de 2013

Tal vez

Este fin de semana me dieron un consejo:

«Escribe una carta y quémala después».

Escribir una carta en la que poner todo lo que no me atrevo a decir en voz alta, todo lo que me duele, todo lo que querría decir pero sé que no puedo, que no sería justo y que, en realidad, solo haría más daño. Escribir todo eso y quemarlo después... Suena muy tentador.

Me encantaría escribir esa carta. Hay tantas cosas que querría decir, que necesitaría saber y que me gustaría preguntar... Pero ¿qué sentido tiene escribir algo que nadie va a leer? O peor aún: ¿qué pasaría si llegase a los ojos de alguien? Demasiado peligroso, demasiado doloroso. Pero tampoco creo que sea justo vivir como si no pasara nada, seguir sonriendo cada vez que salgo de casa y romperme cuando vuelvo a ella. Me he metido en un círculo vicioso del que no sé cómo salir y lo único que me apetece es sentarme aquí a escribir y... Pero claro, yo y mis medias tintas tampoco podemos escribirlo todo, así que solo es terapia a medias. La otra mitad la suplo pasando todo el tiempo que puedo con el cerebro en off, ya sea viendo series o saliendo por ahí, buscando actividades que no me hagan pensar ni hablar demasiado.

Sé que estas cosas pasan y se olvidan, lo sé, pero también sé que esta va a tardar mucho en pasar. Demasiado, tal vez. Y creo que «demasiado» es la palabra que mejor define esta historia: era demasiado buena, demasiado loca, demasiado prometedora... Y eso hace que quieras dar demasiado, y al final todo es mucho, mucho más de lo que nadie puede afrontar así, de primeras. Todo es demasiado. Pero cuando cruzas una determinada línea, «demasiado» ya no es suficiente. y el problema fue que se cruzó. Y joder, qué bonito era lo que se veía al otro lado y, por una vez, qué ganas de ver a dónde llevaba...

Tal vez algún día me atreva a hacer ciertas preguntas, aunque no sé si debería... Tal vez... O tal vez haga como siempre hago: sonreír, decir que no pasa nada y que todo está bien mientras lucho para que no se note cuán vilmente estoy mintiendo. Tengo tantas cosas en el tintero...

Tal vez sí sea una buena idea escribir esa carta. Solo escribirla, sin más, sin decidir qué voy a hacer con ella. Solo sentarme delante de una pantalla o un folio en blanco y dejar que todo fluya hasta que no quede nada por decir.

Tal vez.

miércoles, 10 de abril de 2013

lunes, 1 de abril de 2013

Y todo comienza a girar...

Esta noche he tenido la oportunidad de meter esa frase en una de mis traducciones y, aunque sea una tremenda tontería, me siento orgullosa de ello. Quiero compartir una pizca de mi asquerosa felicidad de las últimas semanas con vosotros, aunque no seré yo quien lo escriba, sino ellos, los mejores, los únicos, los inigualables e irrepetibles 091, ese gran grupo granadino que, por desgracia, descubrí justo el año que se separaron ellos y me mudaría yo a Granada. En fin, más vale tarde que nunca.

Os dejo con ellos. Y tal vez pronto pueda contaros más cosas. Tal vez todo, tal vez nada. Esto va así.

Sed buenos.





Las líneas se cruzan y forman un mapa en tus manos,
no tengo brújula y no veo la luz de aquel faro.
Bailo la danza de la verdad,
de sombras chinescas y electricidad,
cierro los ojos y hundo mis pies en el barro...
y todo comienza a girar.

Recojo mil trozos de luna, de amor y de llantos,
las piezas encajan y cobra sentido el pasado.
Siempre el oasis está a un paso más,
seguimos envueltos en oscuridad,
me duermo escuchando el cuento que siempre he escuchado...
y todo comienza a girar.

En nuestra prisión hay rendijas por las que va entrando
un vendaval de deseo con el que nos ahogamos
en un naufragio sin nave y sin mar,
haciendo señales que nadie verá.
Tu cuerpo se agita y yo me sumerjo en tus brazos ...
y todo comienza a girar...
y todo comienza a girar...