A los que sois padres:
Si alguna vez veis que vuestros hijos están pasando por un mal momento de sus vidas, sea de la índole o por el motivo que sea, en lugar de recordarles todo lo negativo y, como vulgarmente se dice, hacer leña del árbol caído, recordadles lo orgullosos que estáis de que hayan llegado por sí mismos hasta donde quiera que estén y felicitadles por seguir al pie del cañón y haber obtenido lo poco o mucho que tengan. Recordad que ser padres no os da la razón absoluta en todo, que también vosotros podéis equivocaros, y que si vosotros veis 3 cosas malas vuestros hijos probablemente vean otras 8 más que no os han querido mostrar. Sed benevolentes y cariñosos, porque a veces un abrazo ayuda mucho más que todos los consejos y llamadas de atención que se os ocurran.
De nada.
1 comentario:
Es difícil considerar a los hijos como alguien ajeno --algo que obviamente sí puede hacer con ellos su pareja o sus amigos.
Por eso uno tiende a ser con sus hijos como es consigo mismo.
De padres autoexigentes: exigencia y recriminación. De padres autocomplacientes: benevolencia y complacencia.
Y luego en cada ocasión, según te pilla el cuerpo, claro.
No parece que ninguno de los dos extremos sea bueno.
Yo creo que uno termina de madurar cuando se da cuenta de que a los padres tampoco hay que recriminarles que lo hagan mal. En realidad, al juzgarte se están juzgando ellos mismos.
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