martes, 3 de diciembre de 2013

Mi perro del hortelano

[El tono general de este post va a ser el de una niña de 12 años. Todas las fechas, referencias, tiempos o mierdas de esas están alteradas, así que luego no me vengáis con "seguro que es Fulanito porque bablabla". No. No lo es.]

Resulta que yo, una vez, estuve muy muy enamorada de un niño y resulta también que ese niño, aunque me apreciaba, no quería ser mi amigüito especial de hacer más cosas juntos de las que manda la amistad. Sin embargo, eso no nos impedía llevar una relación muy poco sana basada en mezclarlo todo con todo y claro, cuando estás enamorada, tu cerebro se anula más de lo normal y optas por creer que igual así se da cuenta de lo chachi que eres y al final todo serán perdices. Pero no.

El caso es que hace relativamente muy poco que asumí que lo que no pasara en su momento no iba a pasar ahora y que era mejor dedicar mis esfuerzos a cosas que molaran más, esto es, a conocer a otras personas (o sea, tíos, maromos, hombretones, janderklanders). Pues fíjate tú que, desde que hago eso, las cosas han cambiado un poquito. Basta que se entere de que estoy medio liada con alguien, que alguien viene a verme o cualquier historia así para que empiece el acoso y derribo.

De la noche a la mañana le interesan todos los detalles de mi vida y, obviamente, critica a todos aquellos que me puedan interesar. Es algo supercurioso. Al principio pensé que, a lo mejor, eso de las perdices sí era posible al fin y al cabo, pero después de una serie de incidentes me di cuenta de que no, de que lo que realmente le gusta es ser mi "attention-whore" (desde que descubrí ese concepto no paro de colarlo allá donde puedo, jejeje). Tampoco mucho, pero un poco sí: lo justo para ni comerme, ni dejarme comer.

Darme cuenta de todo esto me ha costado grandes dosis de alcohol, kleenex y terapia de Penes, pero ahora que soy libre y puedo ver las cosas con más perspectiva disfruto mucho más de las fases "hortelanas", que ahora son como un juego para mí. Sigue sin ser una relación sana, pero tampoco nos vemos tanto como para que sea un problema. Así que nada, espero que con esto quede cerrado ese capitulillo de mi vida y pueda abrir otros nuevos que tengo en mente. Que traumatizada, vale, pero dada por vencida, nunca.

Y ya ta.

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