martes, 21 de septiembre de 2010

De la confanza y otras armas de doble filo

Según la RAE, algunos de los significados de la palabra "confianza" son:

confianza
.

(De confiar).

1. f. Esperanza firme que se tiene de alguien o algo.

2. f. Seguridad que alguien tiene en sí mismo.

3. f. Presunción y vana opinión de sí mismo.

4. f. Ánimo, aliento, vigor para obrar.

5. f. familiaridad (en el trato).

6. f. Familiaridad o libertad excesiva. U. m. en pl.


La verdad, no sé a vosotros, pero a mí me resulta un término completamente ambiguo. ¿Cómo puede ser a la vez una "esperanza firme que se tiene de alguien o algo" y una "familiaridad o libertad excesiva"? Entendedme, sé cómo, pero no deja de parecerme curioso. En lenguaje llano, entendemos estas dos definiciones (aplicadas a relaciones personales) como la seguridad que depositamos en una persona y que nos lleva a estar seguros que de podemos hacerla partícipe de nuestras alegrías y penas más personales (vale, igual no es muy llano, pero es difícil encontrar sinónimos), aportando también un grado de familiaridad que se supone no tenemos con otra gente. Hasta ahí, creo que bien. Pero yo me pregunto, ¿en qué momento deja de ser confianza para ser abuso?

En los últimos años vengo observando la forma en que la gente aplica su confianza conmigo, y la verdad es que me he encontrado de todo. Desde amigos que se desahogan sabiendo que pueden contar con tu discreción a otros que la emplean para, por ejemplo, desnudarse y sentirse cómodos y poder actuar como si estuvieran solos en su casa. A mí me parece todo estupendo, y desde luego si algo me molesta sobremanera pues voy y lo digo; sin embargo, también me he visto en situaciones en las que la gente se basa en una confianza que puede o no existir para lanzar ideas sin tener en cuenta la repercusión que puedan tener en ti. Vamos, la típica frase de "pero hay confianza, ¿eh?".

En fin, sé que no estoy siendo muy clara, pero es que tampoco quiero que se den falsas alusiones (vamos, que no quiero que nadie se sienta ofendido). Esto lo cuento simplemente como algo curioso. Yo, por mi parte, hace mucho que dejé lo de la confianza ciega en la gente. Es una mierda, pero es cierto: no confío en nadie al 100%. No es una cuestión de que alguien haya traicionado mi confianza (a todos nos ha pasado más de una vez); es simplemente que pienso que nadie está preparado para saberlo absolutamente todo de una persona, y que hay cosas que, por mucho que confíes en alguien, no debes compartir. Las palabras, como la confianza, también son un arma de doble filo.

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