Está claro que es imposibler escapar del lado oscuro...
Cuando me vine a Portugal venía con la idea de empezar una vida nueva, lejos de los antros donde pasé mis últimos tiempos y donde no dejaban de pasar cosas cada vez de un mayor grado de noctambulidad, por decirlo de algún modo.
Pero me he dado cuenta de que es imposible escapar de lo que uno es. Y que el problema no es tanto el lugar, sino las propias personas.
Este fin de semana ha sido una auténtica bestialidad. Alcohol, sexo, intentos de romper tabúes, amoralidades, desfases, amaneceres y, en una palabra, noche. Noche en el sentido más oscuro de la palabra. Y por supuesto, no he sido yo la protagonista de todo lo acontecido, aunque sí de una parte realmente grande de todo. Ojalá pudiera ser más clara. De hecho, nada me lo impide, pero ya me conocéis, me gusta el misterio.
En fin, que aunque yo quería al camarero de un bar, al final ha sido el de otro, aunque no pierdo la esperanza. El chico de la dulce sonrisa acabará cayendo, él lo sabe y yo también.
El destino es inesquivable. Yo ya me he dado cuenta. ¿Lo hará él?
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