viernes, 10 de julio de 2009

Vacaciones

Hasta ahora no he contado mucho de la semana de vacaciones que pasé en casa, pero es que tampoco sabía muy bien qué decir... La verdad es que lo necesitaba y me ha sabido a poco, pero no ese "saber a poco" que se dice cuando vuelves de vacaciones y te apetece seguir unos días de fiesta y durmiendo hasta tarde, si no el "me sabe a poco" de necesidad física de quedarme más tiempo allí. La verdad es que me han cuidado muchísimo (cada uno a su manera), y me he pasado más tiempo mirando a mis hungaritos que hablando con ellos. ¡Si es que son todos (y todas) tan lindos!

El viaje de ida se me hizo eterno. Trabajé medio día y después, a las 4 de la tarde, cogí el bus para casa. Tras unas 20 horas llegué a Granada, me recogieron mis padres, comimos juntos en Monachil (qué bonito que estaba todo) y por la tarde se fueron para Cádiz de vacaciones. Ese día me lo pasé vegetando en casa, que el viaje me destrozó.

El viernes fue un graaaan día. La mañana me la pasé en Granada, recogiendo mis títulos:

- Licenciada en traducción e interpretación de alemán (que ya era hora)
- CAP (que también tocaba)
- Intérprete jurado de alemán

Tenía que ponerlo así porque son los únicos títulos que voy a tener en mi vida a este paso, así que habrá que pregonarlo a los cuatro vientos. Por cierto, que lo mejor del de jurado es el sello que Carlos se dedicó a estampar en todos los papeles de su cartera, en mis brazos, en los suyos, en la piernas...y no se lo puso en la cra porque al día siguiente tenía que hablar con la señora de un máster, ¡jaja!

En fin, que aproveché y vi a PabloF, que a lo tonto llevábamos sin vernos desde el concierto de Die Ärzte de Berlín de hace 1 año ya, y me enseñó su pisito de soltero de PLAZA TRINIDAD. Lo odio. Por la tarde, visita al Flashback a ver a Mike. Más entrañable imposible, qué cielo de persona... Aunque ya le vale, no contarme antes todo lo que me contó esa tarde. Pá matarlo.

Y como colofón de un gran día...¡fiestas de San Pedro en la Zubia! Eso sí que no me lo esperaba. Fran, Curro, Alf, Carlos, su novia, dos amigas de su novia, Rubén, Chemi y su novia, todos borrachos a las tantas de la mañana bailando Paquito el Chocolatero es algo que no tiene precio. Y como no podía ser de otra manera, cuando me acosté ya era de día, aunque dormir significaba ponerle fin a un magnífico día. Menos mal que a la mañana siguiente aún quedaba un trocito de noche.

Y ese sábado, como ya sabéis, fue la famosa boda. Ir a la primera boda de uno de tus amigos del grupo, afónica, de resaca, con los pies destrozados de la noche anterior y con el cuerpo destrozado, no tiene precio. Pero encontrarte allí a gente del instituto a la que llevabas siglos sin ver, tampoco. ¡Qué lindo el Migue! ¡Si casi no lo reconozco! Qué alegría. ¿Y Aws? Yo, la verdad, es que le tengo muchísimo cariño, y desde que se hizo friki y quedábamos en el Comic para tomar cafés con ese peaso de Lobezno-camarero, más aún.

La boda tranquila, sin excesos, sin alcohol (una copa de vino y 2 cubatas, qué mal), y cuando por fin se fueron todos, los que quedábamos y los novios volvimos a las fiestas de la Zubia, con nuestros trajes y todo, a ver qué se cocía. ¡Y allí estaba Joaquín! Desde luego...

En fin, el resto de los días se pueden resumir en tapitas, paseos, cervezas, S. Germain, helados de los italianos, más paseos, más tapitas, el piso de Pe (encima del Pöe, perra), el piso de Oihana ( a 1 minuto de S. Germain, zorri), despedidas, besos, abrazos y demás.

Y de la vuelta a Porto prefiero no hablar, porque lo llevo mú mal.

Bueno, que me esperan. Ya volveré a seguir explayándome sobre mis impresiones, sentimientos y demás.

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