miércoles, 29 de julio de 2009

Inconexiones inconexas fruto del insomnio forzado

Bueno, son las dos de la mañana.

Mientras espero a que Marta me envíe su parte de la traducción, hago un repaso mental del equipaje. Ya está todo listo, excepto las cosillas del último momento que se meten justo antes de cerrar la maleta. Espero no pasar de los malditos 15 kilos de Ryanair de los huevos...

Pienso en que todavía me queda darle formato al texto, y que total, ya que tengo que levantarme a las 4:30 para coger el metro de las 6, pues que no merece la pena que me acueste, porque luego despertarme va a ser un shock. Me cierran el check-in a las 8:55 de la mañana, así que más me vale estar allí, como mucho, a las 7:30. Teniendo en cuenta que de mi casa al aeropuerto hay una hora en tren... Nada, que por más que lo calcule, no me salen las cuentas como yo quiero. Hoy no duermo, y ya está.

No os interesa absolutamente nada de lo que estoy diciendo, pero como de alguna manera tengo que mantenerme despierta las próximas dos horas y media (2 h y 26 min, exactamente), pues algo habrá que hacer. Frikearé un ratico por las redes a ver si encuentro algo interesante que contaros.

¡Por cierto! Que ya tengo compañera de piso nueva. Parece muy maja, la verdad, así que espero no asustarla mucho con mis aparentes "asocialidades"; que no, que no soy asocial; lo que pasa es que a veces me rallo de hacer siempre lo mismo con la misma gente en los mismos sitios, lo cual no quiere decir que no esté a gusto tanto con las personas como con los sitios; simplemente que hay días (la mayoría) en los que ver una peli tranquila en mi casa me apetece mucho más que salir a gastarme un dinero que no tengo. Además, del mes que viene no puede pasar la compra del portátil; aún estoy temiéndome que me pete antes de entregar este trabajo.

Me pregunto qué pasará si sigo escribiendo... En realidad, el café de las 10 de la noche me despejó bastante, así que igual podría pasarme la noche entera escribiendo y conseguir el récord al post más largo de la red. Me pregunto si existirá algún premio para eso... Seguro que sí.

Pues nada.

Las 02:09.

Sigo esperando, igual que hace 9 minutos.

Igual es mejor que publique ya esto antes de acabar hablando de los extraños sueños que estoy teniendo últimamente cargados de ex-parejas y cosas raras, o de mis conversaciones telefónicas con Nando, porque total, todo eso ya da igual.

Me pregunto cuál fue el punto de inflexión que cambió mi vida aquí... Sé que en parte estuvo relacionado con Nando, pero no sé en qué medida dependió de él, en cuál de mí y en cuál del resto del mundo. Lo cierto es que un día de otoño algo se rompió en el karma de Gaia y desde entonces no he sabido arreglarlo.

Y la verdad, tampoco sé si quiero hacerlo. La exclusión es un sentimiento traicionero, que unido a las hormonas y a las drogas de farmacia puede ser algo explosivo. Creo que de aquí a unos años seré una señora neurótica y obsesiva, así que más vale que me vaya acostumbrando.

Bueno, esto ya está tomando tintes un tanto turbios, así que me voy a seguir leyendo "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina".

2 comentarios:

oculta dijo...

....marujilla, felicidades viejuna, y q lo pases bien en tus viajessss....besillossssssssssssss....

Alemanita dijo...

¡Que no te dije na! ¡Muchas gracias, guapa!