domingo, 22 de marzo de 2009

Perdiendo la piel

Siempre he sido una niña acomplejada con el acné, siempre siempre, y no es que haya tenido ataques virulentos ni nada de eso, pero siempre tuve la impresión de que empecé antes que nadie y que, a mi edad, no consigo salir de ese pozo. Por eso, hace ya cosa de...año y pico, consulté a un dermatólogo para que me ayudase a exorcizar ese demonio de mi interior/exterior. Pues después de haber probado infinidad de cosas, a día de hoy, aunque es cierto que ha mejorado, sigue estando ahí, y el problema es que empiezo a notar efectos secundarios que no me gustan.

El tratamiento que sigo ahora es el último bastión que queda antes de sumergirme en el mundo de los medicamentos para los que tienes que firmar autorizaciones médicas, productos en los que no voy a entrar porque realmente tampoco los necesito, y la verdad es que es bastante agresivo. Ayer lo pasé especialmente mal, porque ya no sólo se te queda la piel roja, sino que además no para de escocer y picar. El colofón fue cuando tuve que irme del sitio donde estaba de fiesta por culpa de un dolor de cabeza brutal, que pudo o no deberse a ello, pero es algo que figuraba en las contraindicaciones.

El rollo es que no sé qué hacer, si dejarlo todo o continuar usándolo, pero a mi manera.

En fin, supongo que seguiré la segunda opción.

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