Bueno, pues se acabó lo que se daba. Ya estoy otra vez aquí con menos ganas de trabajar que nunca, aunque supongo que será por aquello de que tengo los sentimientos a flor de piel...
El viaje de ida, duro. Salimos a las 17.30 del jueves pasado después de 9 horas de estar en la empresa y con una cantidad de trabajo nada desdeñable, por lo que no íbamos demasiado frescos. Pasar otras 10 horas sentados en un coche no es moco de pavo, por no hablar del cansancio de las pobres conductoras, pero las ganas de llegar a Granada y de pillar esos pocos días de vacaciones creo que fueron un impulso para todos. Eso sí, mi culo tardó en recuperarse de la tupetina de horas sentada; ya pensaba que iban a salirnos costras o algo así...
Llegamos a mi casa sobre las 5 y algo de la madrugada, hora española, lo cual no está nada mal teniendo en cuenta que íbamos 5 personas en un coche y con el maletero relativamente lleno. Al final fuimos en un Opel Astra ranchera (creo), que no es que tirara una barbaridad, pero nos ha llevado y nos ha traído, así que nada que objetar.
Y hay que ver la cantidad de adversativas que estoy utilizando...
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