Como ya comenté, ayer era esa esperada fiesta que al final no pude celebrar como tal. La gente estaba sin ganas de salir, y excepto unos 4 o 5 todos los demás se quedaron en casa. No hubo irlandés, ni gorro verde y negro ni ná, excepto una Guiness que me pedí por aquello de beberme una en la Cuneta. Los vinitos, muy ricos, pero ayer me apetecía mucho más otra clase de fiesta, sobre todo porque hoy llegan mis padres y con ellos la vuelta a la normalidad de no poder hacer lo que quiera cuando quiera.
También me di cuenta de lo que echo de menos a los cubanos, ainns..A ver si vuelven pronto y me cuentan qué tal. Dicen que me van a traer ron para que les cuente mis peripecias alemaníticas de estos días, ¡jijiji!
Mañana me voy a Murcia, así que es probable que no dé muchas señales de vida; en casa de mi abuela Internet es algo que no existe...
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