jueves, 24 de abril de 2008

Reflexión

A veces, los mejores amigos son los que menos esperas.

Gracias a todos los que estáis ahí dando el callo, preocupándoos por mí, mandándome trabajos (hijos de puta, ¡que no tengo más tiempo!) y ayudándome en todo.

Espero poder recompensaros de alguna forma.

Sois unos soletes.

¡Inefable! Te veo en ese café del viernes a las 7 de la mañana antes de salir para Barajas.

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