A veces, los mejores amigos son los que menos esperas.
Gracias a todos los que estáis ahí dando el callo, preocupándoos por mí, mandándome trabajos (hijos de puta, ¡que no tengo más tiempo!) y ayudándome en todo.
Espero poder recompensaros de alguna forma.
Sois unos soletes.
¡Inefable! Te veo en ese café del viernes a las 7 de la mañana antes de salir para Barajas.
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