viernes, 9 de junio de 2006

Discurso de graduación

Para aquellos que no pudísteis estar ahí y escucharlo de los labios de Carmen (no pensaríais que iba a publicar el de Seibel,no?), o para aquellos otros que sé q os morís de ganas por tener ésto en vuestras manos, ahí va...Hoy le cedo a la palabra a este encanto de mujer:

¡Buenas tardes a todos! Espero no aburriros mucho con mi discurso, pero es que yo cuando me ponen un micrófono delante me emociono y veremos a ver si no voy a terminar cantando.
Excelentísimo Señor Vicerrector
Ilustrísima Señora Decana
Ilustrísimas Señoras Vicedecanas
Estimados Profesores
Estimados Padres
Queridos Compañeros
Para empezar quiero agradecer en nombre de todos, la participación de los integrantes de la mesa presidencial. Muchas gracias por hacer posible la celebración de este acto que significa tanto para nosotros.
Muchas gracias a los padrinos y a las madrinas, que están compartiendo este momento con nosotros, sin duda, por mérito propio, por lo que aprovecho para felicitarlos, sobre todo a Claudia Seibel, a quien hemos elegido madrina, entre otras razones, por ser titular de una de las asignaturas más difíciles de aprobar de la especialidad de alemán, la científico técnica inversa, y por lo tanto la más significativa para un momento como éste. Gracias por estar aquí y enhorabuena por el discurso.
También quiero dar las gracias a todos los familiares y amigos por haber venido, especialmente a los padres. Somos conscientes del sacrificio que hacéis para que nosotros hayamos llegado hasta aquí. Así que en nombre de todos, gracias de todo corazón.
Si todo va bien, os auguro una pronta vuelta casa y una recuperación económica a corto o medio plazo.
Por último, y para terminar mi ronda de agradecimientos, quiero expresar mi gratitud a aquellos que me habéis elegido para que hoy os represente de forma voluntaria en este acontecimiento, que seguro marcará un antes y un después en nuestras vidas.
Ya que represento a la especialidad de alemán, kann ich weiter auf Deutsch sprechen damit sich unsere Eltern von unseren Kenntnissen überzeugen können.
Es broma, no voy a hacer el discurso en alemán, esto era solo para demostrar que además de las fiestas y las visitas asiduas al Flash Back, hemos estado dando el callo en la Facultad. Bueno, unos más que otros, para que nos vamos a engañar.
Comencemos con el principio de toda esta historia, hace unos cuatro, cinco o seis años, depende del caso particular de cada uno, cuando tuvimos aquella iluminación que nos hizo decidir que queríamos estudiar Traducción e Interpretación.
Me voy a ahorrar aquella parte de la historia de los trámites administrativos, porque la mayoría de los presentes la hemos vivido en primera persona, o al menos habéis escuchado hablar de la singularidad de nuestra secretaría, y porque además, aquellos que deberían de darse por aludidos suelen hacer oído sordo.
De modo que nos vamos a ir directamente, a nuestros primeros días de clase, aquellos en los que se produjeron nuestros primeros contactos con nuestra querida facultad y nuestros queridos profesores. Y estos adjetivos, no los utilizo con ironía, sino que realmente lo pienso, son queridos porque en ella y con ellos hemos vivido momentos muy enriquecedores para nuestra vida futura.
Quizás más de un padre comparta conmigo la opinión, de que aquel joven que hace años salió de su casa para estudiar una carrera, no tiene nada que ver con la persona que ahora está aquí para graduarse. Todos hemos madurado. Bueno, tengo que reconocer que cada uno tiene su forma de madurar.
Vayamos a esos primeros días. En aquella clase, con una proyección de video que nos dejaba confundidos, pero nada comparado con lo perplejos que nos quedábamos tras la intervención de la profesora diciendo: “A ver, todo aquel que no haya entendido más del 50% de lo que ha escuchado, que haga el favor de abandonar la clase, comprarse un billete de avión a Alemania, y que no vuelva hasta que no sepa Alemán”.
Ufff! Yo al menos entendí el 51%, pero bueno, me sirvió de poco porque yo también suspendí el examen final.
En otra asignatura nos estimularon el sentido crítico respecto al uso adecuado del castellano. Nos enseñaron a disparar contra todo aquello que saltaba a la palestra. Nos hicimos fervientes defensores de los criterios de la RAE. Yo sigo enganchada, tengo el DRAE, La ortografía, La gramática y por su puesto, me he comprado lo último, de lo último El diccionario panhispánico de dudas.
Y ¿sabéis porqué? Por las secuelas que esta asignatura me dejó.
De modo que, entro en esta facultad para perfeccionar mi alemán, para aprender alguna que otra segunda o tercera lengua extranjera, y me voy convencida de que para no saber, no sé ni mi lengua materna.
Pero la estimulación del sentido crítico no era algo exclusivo de esta asignatura, había otra por ahí que premiaba la subjetividad de ese sentido crítico a la hora de analizar textos. Lo difícil era hacer coincidir tu punto de vista con el del profesor y aún más convencerle de que tu punto de vista también era correcto. Otra cosa interesante con este profesor era que una falta de ortografía en el examen, podía hacer pasar un sobresaliente a un aprobado o suspenso, dependiendo de la gravedad de la falta.
También tuvimos una asignatura que destacó por su rápida actualización y adaptación a los cambios. Aprendimos mucho sobre la Guerra, sobre Iraq y sobre Bush. Interesante, sin duda, pero tenía poco que ver con el programa inicial.
En segundo, podríamos destacar aquella asignatura que fue nuestro primer contacto con la traducción.
O aquella otra en la que nos enseñaron a trabajar con bases de datos y Tesauros, y a encontrar de todo en Internet. Bueno, algunos siguen todavía perdidos por ahí buscando.
En tercero destacaría aquella en la que perdíamos nuestros papeles, en la que la palabra más repetida era Scheisse! Y en la que sentimos el sudor producido por todos los estímulos posibles.
También destacaría aquella cuyo comienzo vino junto con los turrones. Retraso producido porque fue imposible prever la baja por maternidad de la titular de la asignatura. Pero con la sustituta conocimos a un tal David Servan Escritor, de quien algunos nos compramos su último libro “Curación emocional”.
Y por su puesto hay que resaltar aquella con la que la Universidad se está haciendo una base de datos terminológica impresionante. Pero no os preocupéis porque tienen una lista completa con nuestros nombres y apellidos.
En cuarto sobresalen las especializaciones, ya sean las de sesiones dobles de sudor, para aquellos que no tuvieron suficiente con las de tercero.
Las de especialización del primer cuatrimestre en las que las ausencias tampoco parecieron poder ser previsibles para la Universidad. Y las del segundo cuatrimestre en las que estamos conociendo las dos caras de una misma moneda. Por un lado el rigor y la exactitud, por el otro, la maleabilidad y la adaptabilidad de la traducción.
Pero sin duda, la que se lleva el broche de oro de todas, es aquella en la que aprendimos lo crudo que está el mercado de trabajo para el traductor, y lo más importante, que para ejercer como traductor, inscrito como autónomo en la Seguridad Social, no es necesario presentar ningún tipo de titulación.
Sin embargo, nuestra querida facultad y nuestros queridos profesores han sido algo más que todo esto.
Nuestros queridos profesores son aquellos que perdurarán en el recuerdo, no precisamente por su falta de profesionalidad. Son aquellos que recordaremos por la utilidad de lo que nos enseñaron.
Nuestra querida facultad es un punto de encuentro de una diversidad inmensa de culturas, que en el mundo de globalización en el que vivimos, resulta muy enriquecedor. Nuestra facultad, nos ha incitado a la movilidad hacia otros países para practicar in situ la lengua que aspirábamos a aprender. Lo cuál dota a nuestra facultad de una característica singular: es difícil estar, a esta altura de la historia en la que nos encontramos, con las mismas personas con las que empezamos. Hay muchos que se han quedado atrás o que abandonaron, o que les gusto lo del Erasmus y se quedaron. Hay otros que son de promociones anteriores que se han ido acoplando a nuestra historia. Lo cierto es que somos pocos a esta altura de la historia, y queda poco para el colorín colorado, pero lo suficiente para que sintamos las últimas presiones de los últimos exámenes, las últimas birritas para confesarnos las últimas verdades,...
En estas semanas que nos quedan, vamos a vivir muchas cosas por última vez con aquellos que vemos cada día. Compañeros cuyos destinos, irremediablemente se separarán. Profesores que ya no marcarán nuestras pautas.
Cuando esta historia termine, no hay pautas escritas, comenzaremos una historia nueva, marcada por la anterior por su puesto, pero escrita en un libro nuevo, en el que ahora, más que nunca, seréis los escritores de vuestra historia.
¡Sinceramente, os deseo lo mejor a todos, para esta nueva historia!
Deseo poder aparecer de vez en cuando en vuestros libros, especialmente en los de aquellos a quienes he cogido cariño, porque os echaré de menos.
Como dice Richard Bach en su libro Juan Salvador Gaviota, confío ciegamente en nuestra capacidad de superar el tiempo y convertirlo en un ahora y de superar el espacio y convertirlo en un aquí, y de este modo volvernos a ver más de una vez en nuestra nueva historia.
¡Muchas gracias todos!


Mª Carmen Sánchez Cascales
20 Mayo 2006

1 comentario:

Alemanita dijo...

Gott sei dank, es ist nicht auf tschechisch geschrieben...
:P