lunes, 13 de abril de 2009

Explosión

Hace mucho que dejé de escribir cosas realmente personales y sinceras aquí. No tengo muy claro si ha sido por el incremento de lectores, por los nuevos acontecimientos de las vidas de aquellos/as de los que hablaba, o simplemente porque he dejado de experimentar cosas personales y sinceras. Bueno, tal vez suene un poco tremendo, pero en parte es cierto. Supongo que es la crisis de los 25 que se van yendo y los 26 que van llegando. Hace tiempo que me siento con "cardio-encefalograma plano".

Este fin de semana han pasado muchas cosas que, como acontecimientos individuales, son el día a día de mi vida, pero que así todos de golpe me han dado que pensar: la boda de Jose, la ruptura de nopuedodecirlo, los problemas de tampocopuedodecirlo, y mi puesta al día con Nando en lo que espero sea el final de nuestra pseudo-relación sentimental y el principio de una pseudo-amistad.

Lo de Nando ya se veía venir; total, llevo quejándome de mi relación con él desde que empezamos "en serio". Después de más de un mes sin vernos y de comunicarnos vía sms, me escribió el sábado para saber si nos íbamos a ver por la noche (traducción: si venía a dormir a mi casa), a lo que le contesté que, para variar, me gustaría verlo alguna vez de día, sobrio, y para hacer algo que no fuera dormir. En fin, que empezamos un ir y venir y de mensajes, y por fin le dije casi todo lo que pensaba: que su ritmo de vida no es el mío, que no puedo estar todos los fines de semana en el Guincho porque salgo con más gente y no los voy a obligar a venir conmigo, etc. Él me decía que podía ir yo (traducción: que para eso soy su novia), y yo le decía que, ya que no me voy a quedar aquí para siempre, quiero aprovechar el tiempo que esté.

Seguimos derivando a fuerzas mayores: que si no pensaba quedarme aquí para qué estaba con él, que le podría haber dicho esto antes, que no entendía qué estaba haciendo conmigo, etc, a lo que contesté que nunca dije que fuera a quedarme; es más, siempre le estoy recordando que no voy a estar aquí para siempre. Si se lo toma a broma, es su problema.

Al final la conversación acabó con el argumento estrella que llevaba meses necesitando decir: si lo que buscas es una mujer para casarte, tener una familia, etc., que yo no soy esa, que lo mejor era que empezara a buscarse a otra.

Y en fin, ahí andamos. Para variar, anoche no se acostó, se ha ido a trabajar hoy borracho, sin dormir y sin comer, y me ha escrito esta tarde diciendo que se moría de tal y de cual. Pues muy bien. ¿Y se supone que debo correr a sus brazos para consolarlo? Venga hombre, ¡si he dejado a chicos mucho mejores sólo porque no me gustaba el olor de su gel de baño!

En fin, que tengo que librarme de esta lacra cuando antes; y más importante que eso, es dejar de ponerme barreras a mí misma. Christian me decía el otro día que, desde que me conoce, no paso de los "amigos con derecho", que le tengo un poco de pánico a estas cosas (con otras palabras, que mis alemanitos son mú correctos), y que bueno, que si soy feliz así, que adelante. También Marcel me lo recuerda de vez en cuando, en plan "hay que ver qué loca que estás", pero...¿y qué le hago?

La mayoría de la gente, y yo misma incluida, cuando sale este tema, me dicen que bueno, que eso no importa, que somos jóvenes y que la vida no es como era antes, que ahora tenemos mucha más libertad, que eso depende de cada uno, que no hay que buscar nada, que cuando "esa" persona aparece todo se ve más claro, etc. Y yo también me digo eso, y de hecho me lo creo, pero a veces, en esos escasos momentos de lucidez que tengo, me pregunto: "¿y no será que lo que tengo es un problema?" Pienso en la cantidad de chicos estupendos que he conocido, cada uno en un momento de mi vida, pienso en los más importantes, pienso en los más parecidos a mí, pienso en esas personas especiales que todos hemos dejado pasar, y me pregunto: "¿realmente lo estoy haciendo bien?" Quiero pensar que si las cosas pasaron así, es porque tenían que pasar; tal vez no fuera todo tan perfecto ni tan especial como yo lo recuerdo ahora.

En fin, el caso es que creo que, a lo largo de los años, desde mi más tierna infancia, he desarrollado un mecanismo de autodefensa basado en buscar un tipo de cariño muy concreto, que me diese una motivación sentimental y que me demostrase a mí misma que yo "podía conseguirlo", pero que cuando empezaba a cuajar demasiado, tenía que cortarlo, y para eso valía cualquier excusa.

Puede que todo eso sea psicología barata, que en realidad lo que me pasa es que tengo más hormonas de las que debería, y que necesito escribir un libro donde poder poner en orden mis pensamientos. El problema es: ¿y si no lo es?

Creo que el hecho de hablar tan a menudo con la gente de aquí de las bodas, las relaciones con nuestros portugueses, etc., me está afectando más de lo que pensaba...

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