jueves, 16 de abril de 2009

Money, money, money (2)

Ya no sé ni cómo quejarme. Me faltan las palabras, los argumentos nuevos y la imaginación necesaria para ello. Esto no puede ser. No puede ser que AÚN no hayamos cobrado. No puede. De verdad que no. No estoy dispuesta a pasarlo tan mal como este mes.

Ya he pensado todas las disculpas posibles, ya he dado creo que todos los votos de confianza que me quedaban (puede que me quede alguno, pero no sé para quién ni para qué será), pero no me entra en la cabeza que un empresario no pueda pagarle a sus empresarios, y más con el volumen de trabajo que hay ahora. Que no puede ser. La gente se está quemando; yo, que me consideraba incombustible, me estoy quemando. No puede ser que tengamos que estar viviendo los unos de los otros, que a día 16 en un departamento de 10 personas hayan cobrado 2, y que, por lo que sé del resto de departamentos, la situación es generalizada.

No puede ser que, por el bien de la empresa, hagamos horas extra, trabajemos muchísimo para cumplir los plazos y encima lo hagamos todo con buena voluntad y una sonrisa. Ya asumí que jamás me iban a pagar las horas extra, pero joder, el salario...qué menos.

Ya se oyen voces que piensan seriamente en dejar el trabajo, y la verdad es que, en este momento, si me llegara alguna oferta contemplable, yo también me iría. No puedo ni quiero vivir con la incertidumbre de no saber cuándo me van a pagar. Y lo mejor es que luego, en las reuniones de todo el personal, todo va bien, todo es óptimo, las cifras suben, la empresa mejora, etc... No irá tan bien si no puede pagar a sus empleados.

Estoy muy quemada, un poco por todo, es cierto, pero estos temas ya van haciendo mella en mi filosofía. Hace unas semanas me enfadé muchísimo cuando, por defender los posibles argumentos que los jefes tuvieran, y por intentar ser realista, me llamaron "resignada", y no os hacéis una idea de lo que me hirvió la sangre en ese momento. Pero bueno, no voy a pagar mis cabreos con la gente con la que vivo. Total, estamos todos igual.

¿Qué deberíamos hacer? ¿Una huelga? Detestaría tanto llegar a eso... Y además, ¿para qué serviría? Quiero decir, ¿para que me paguen a mí por protestar y que el resto de la gente siga igual? ¿O para que el resto de departamentos nos odien por ser los que más cobramos y los que más protestamos? No sé, ya no sé qué pensar. Ni de esto ni de nada. Menudo asco. Bah...

Y de fondo, esa voz que murmura, que me irrita lo indecible...

No hay comentarios: